Y el 19 de junio salió el sol y se produjo el encuentro tan esperado con nuestros ahijados.
El momento en el que el auto iba llegando y estaban todos afuera con banderas de bienvenida, será un momento que guardaré en mi corazón para siempre. No se puede explicar con palabras todo lo que se siente. Cuando me acerqué a ellos y me besaban, tocaban, abrazaban.
Almorzamos con ellos, hicimos la obra de teatro, les regalamos el Duende de los Sueños, almohaditas de los sueños, jugamos, participamos de la fiestita del 20 de junio y finalmente hice entrega de la bandera de ceremonia nueva. En mi vida este encuentro marca un antes y un despues. Ya nada es igual. En agosto será el próximo encuentro. Ya los extraño.
(Por una cuestión de resguardar a los menores no se publican las fotos donde los niños están de frente)
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